Por Diego Hernández   

Como consecuencia a la situación sanitaria actual todos nos hemos visto en la necesidad de buscar alternativas que nos permitan realizar nuestras actividades rutinarias en una modalidad a distancia, por tal motivo hemos tenido que realizar la ya esperada “inserción al entorno virtual”, esto se había previsto desde hace ya varios años y debido a la situación sanitaria nos hemos tenido que adaptar en un periodo de tiempo muy corto, lo cual no nos ha obligado a realizar esta adaptación de forma forzada.

Por lo anteriormente mencionado muchos sectores sociales se han visto afectados siendo el sector educativo uno de los que más resaltan, en un periodo de poco más de año y medio, las instituciones educativas han tenido que adaptar los planes de estudio para que en la medida de lo posible todos sus alumnos puedan continuar con su estudio. Cabe resaltar que esto no se ha logrado con total satisfacción en la gran mayoría de los casos, ya que el cambio fue tan rápido y forzado que no se contó con el tiempo necesario para considerar puntos de vital importancia como lo son las características demográficas de cada uno de los entornos en que habitan los alumnos, por lo tanto la educación de un gran sector de la población se vio mermada porque no contaban con la capacidad tecnológica para poder tomar clases o acceder al material educativo.

Afortunadamente la mayor parte de la población a nivel global cuenta con algún smartphone que le ha permitido acceder al contenido multimedia de las instituciones educativas, por lo tanto nos ha sido posible continuar con las clases a distancia (aunque no de forma óptima) algunas de forma sincrónica y otras de forma asincrónica dependiendo del nivel educativo en que nos encontremos, hasta llegar a la situación actual donde de forma paulatina estamos comenzando nuevamente con las actividades presenciales.

 Ahora la pregunta que queda es: ¿Qué pasará con la tecnología y las clases en el futuro?, la respuesta a esta pregunta es tanto sencilla como complicada a la vez y te podrás preguntar, ¿Por qué lo dices?, en parte es una respuesta fácil de contestar, ya que nos hemos dado cuenta de que tanto nuestra convivencia como nuestra dependencia con la tecnología es tal que solo aceleramos lo inevitable, por lo tanto es un hecho que en el futuro de la educación la tecnología va a jugar un papel de suma importancia, por lo que tantos alumnos como docentes van a tener que aprender a convivir con ella y van a tener que buscar la forma de adaptarlo para que en la medida de lo posible todos los educandos tengan un acceso seguro a la educación. Como segunda parte de esta respuesta tengo que mencionar que el principal obstáculo a sortear será buscar la opción más viable para poder asegurar esto, ya que no solo nos debemos enfocar en realizar un buen material educativo, sino que también debemos de buscar que indistintamente de la zona en que habiten los alumnos estos tengan acceso al material por lo tanto se tiene que trabajar en el desarrollo de la infraestructura necesaria (hardware y software) que permita garantizar esto.

Como conclusión a este artículo me gustaría decir que la situación actual solamente aceleró lo inevitable, por lo tanto debemos estar a la expectativa de cuál será el siguiente paso para mejorar las alternativas tecnológicas que tenemos actualmente, se deben trabajar en el desarrollo de una infraestructura educativa que permita realizar esta evolución paulatina de un sistema escolarizado totalmente presencial a uno híbrido y que debe tener como objetivo final en el desarrollo de un sistema totalmente virtual, puede ser que por el momento no sea tan visible, pero es un hecho que en un futuro vamos a llegar a ese punto a lo que solo queda una pregunta por resolver: ¿Cuánto tiempo nos queda antes de llegar a ese punto?

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